Nacido en Ibiza en 1979, pero residente en La Puebla de Cazalla.
Según indica Manuel Moraga, miembro de la Asociación de Críticos, Escritores e Investigadores de Flamenco (Aceif), el pintor Patricio Hidalgo tiene una privilegiada visión plástica, y un enorme amor por el flamenco. Ve en lo jondo todo un universo de imágenes que se desprenden del movimiento del baile y de la elocuencia gestual en el toque y el cante. Patricio Hidalgo investiga fundamentalmente en dos conceptos: el dibujo y la mancha. Reivindica el primero como expresión intelectual (más, incluso, que la propia pintura) y utiliza la mancha como elemento esencial a partir del cual poder construir sus mensajes.
Ha realizado un documental, numerosas publicaciones y exposiciones de temática flamenca. Exposiciones en espacios como El Flamenco Vive (Madrid), Tíltide (Madrid), Vidrat (Menorca), la Pinacoteca (San Salvador), Galería San Vicente (Sevilla) o la Bienal Málaga en Flamenco, donde realizó una propuesta fotográfico-pictórica junto al maestro José Lamarca (Tierra de tanta alegría). Recientemente (2012) ha preparado una obra para la exposición colectiva organizada por la Fundación Mario Maya en torno a la figura del gran coreógrafo, y en la que participaban también artistas de la talla de Eduardo Arroyo, Antonio Maya, Antón Lamazares, Carlos Franco, Juan Correa o Alfonso Albacete, entre otros. La muestra es un guiño al tema de la pintura, una constante en el universo intelectual y creativo de Mario Maya a lo largo de su vida.
Entre sus reconocimientos destaca el Primer premio Dibusport de la Facultad de Bellas Artes de Barcelona (1999), el Primer Premio Forum Arte Sevilla (2000), Segundo Premio de pintura Sant MlqueI 200I o el Accésit Premio de pintura Focus Abengoa de Sevilla (2003). Ha sido Premio Focus Abengoa y Fórum Filatélico, entre otros.
El flamenco no necesita, ni nunca ha necesitado, que nadie le recuerde en que tiempo vive. La cuestión es que es un arte que prescinde de categorías temporales porque se expresa con dos elementos fundamentales: la alegría y el dolor. Quien trabaja con esos ingredientes no puede equivocarse. El compás, el ritmo, “el tempo”, es la frontera necesaria para que esa alegría o ese dolor no se desborden. Así es la pintura de Gabriel Cabeza. Collages hechos retazos, de recuerdos. Pintura expresiva porque el que se expone es él mismo, como se expone el cantaor cuando arranca una siguiriya.
Cantaor con una gran voz y con carisma. Su cante es fresco y clásico al mismo tiempo. Conoce como controlar los tonos y el ritmo mientras interpreta un cante.
Cantaor de la tierra, que con su cante ha demostrado y avalado, la afirmación de que la Puebla es cantaora.
Artista local, reconocida en las publicaciones de flamenco, con muchas ganas de seguir enseñando lo que sabe y aprendiendo lo que desconoce; Es capaz de abordar el baile por soléa y siguiriyas, alegrías, la caña, las bulerías por soleá, y por los cantes a palo seco, que representan el grupo de las tonás; Y es disciplinada, con autodominio, apasionada por el baile, pero rigiendo en todo momento la cabeza.
