Artista local, reconocida en las publicaciones de flamenco, con muchas ganas de seguir enseñando lo que sabe y aprendiendo lo que desconoce; Es capaz de abordar el baile por soléa y siguiriyas, alegrías, la caña, las bulerías por soleá, y por los cantes a palo seco, que representan el grupo de las tonás; Y es disciplinada, con autodominio, apasionada por el baile, pero rigiendo en todo momento la cabeza.
Ya no necesita estar pendiente solo de la técnica, que es la preparación, el aprendizaje, el esfuerzo por la perfección. Ella se expresa con libertad, con un poder de comunicación enorme, tiene distinción, señorío, elegancia y finura.
Al tiempo que coloca sus brazos de manera impecable, sus manos bordan arabescos de mil filigranas, dibujando caprichos de palomas y sus pies, más que golpear, dibujan un armonioso festón en los bajos de su bata.
Antonia no se olvida del baile de mujer, que es el baile de cintura para arriba, el braceo, el juego de manos, la altivez de la cabeza, el tronío. En resumen el baile del que Pastora Imperio decía: Bailar, lo que se dice bailar, ha de ser de cintura para arriba.
Ha actuado en importantes festivales junto a su marido Juan Cabello, bajo el nombre de “Alma Morisca”.